“El Briquet” como otras armas blancas de la época, tiene su origen en los comienzos de la Revolución Francesa. Es un sable de infantería usado por las tropas napoleónicas: Infantería, Granaderos y Artillería
Los principales usuarios eran: suboficiales, cabos y rasos de las tropas de élite, como la guardia imperial, granaderos, cazadores, etc.
A pesar de su aspecto utilitario y decorativo, era un arma eficaz y peligrosa
De tipo secundario y de último recurso, era muy útil en caso de verse inmerso en melée sin disponer de bayoneta fijada al fusil. Por ejemplo suponía un salvoconducto de salvación para todo servidor de una dotación de artillería que se viera atacado durante el manejo de los cañones, y que por su cometido no podía portar fusiles.