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Cuando en el 711 Tarik arrebató la ciudad de Toledo a los visigodos, los musulmanes conocían el afamado arte de forjar espadas en las acerías de Toledo. Ellos derivaron la elaboración de espadas rectas hacia cimitarras y alfanges. Ambas son armas de hoja curva más finas, refinadas y ligeras, con un solo filo muy cortante, diseñadas para barrer con estocadas a sus enemigos, así como acuchillar profundamente; sin que la hoja se incruste en el oponente cuando atacaban a caballo. No osbtante, una de las espadas árabes más famosas es la que perteneció a Boabdil, el último rey de Granada, que es una espada jineta (espada recta de doble filo con canal hasta la mitad, de empuñadura huesiforme y pomo redondo de una sola mano.